"Viendo Ramiro II
que su reino iba temblando,
fue pensando muy profundo
solución iba buscando
para en su redil los nobles
meterles baja su mando.
Pidió consejo cruel monje
que su maestro fue antaño,
y mandole este unas coles
que de su huerto cortaron,
y entendido su mensaje
sin cabeza los señores,
fuese Ramiro buscando
excusa a las intenciones.
Fijose en el campanario
y a la campana de sones
viola fundida en sangre
y pregonando sus dones.
Mando venir los blasones,
que habitaban en sus cortes,
y en el palacio de Huesca
verter testa
de traidores.
Por excusa una campana
mandar a las fundiciones
hacerla de talla enorme
que resonara en voz alta
que su eco de montaña
dominase los rincones.
Llegaron nobles al reino
ante tan fasta ocasión
pues le prometía cielo
el suyo Rey de Aragón,
mas el rey no era sincero
quería darles lección
con sus cabezas en vuelo
y a la cena él anfitrión.
Según fueron enllegando,
allí mismo ajusticiados,
de sangre teñido el suelo
quince son decapitados
por roja espada sin duelo
que Ramiro lleva en manos,
quince campanadas dió,
que se oyeron por su reino,
quince cabezas corto
y arrojolas por el cieno.
Nunca campana sonó
en Aragón cruda y alta
de crimen que se gestó
y que a los nobles espanta."
Rezgo Reis
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